¿Por qué no tenemos cola?

Nuestros parientes evolutivos más cercanos son los demás primates, entre los que están los lemures, los loris, los simios y los monos. Algunos, como nosotros, no tienen cola; mientras que otros todavía la ondean con entusiasmo singular. Por ejemplo, a un mono araña le sirve como un brazo más.

Va una pregunta: ¿No tenemos cola porque ya no necesitamos andarnos por las ramas, porque somos totalmente terrestres?

Recuerda que también hay chimpancés, gorilas y orangutanes que, a pesar de carecer de rabo, buena parte de su vida la pasan en los árboles.

Una pista la podríamos buscar en el tamaño. Esos primates a los que también les falta la cola, suelen ser bastante más grandes y pesados que los otros.

También aprendimos a caminar sobre nuestros pies y con la cabeza erguida. Eso hizo nuestro cuerpo cambiar y también la forma de descansar. Una cola estorbaría cada vez que sobre ella nos quisiéramos sentar y tener un momento de reposo.

¿Tienes ya alguna idea de por qué los humanos perdimos el rabo y ahora contamos con una plana rabadilla?

Megapitón

Olvídate de los conejos, salva a las vacas. Los científicos han descubierto evidencias fósiles de lo que podría ser la serpiente más larga que jamás haya vivido. El monstruo llamado Titanoboa era nativo de Sudamérica, vivió hace aproximadamente 60 millones de años, pesaba más de 1.100 kilogramos y medía más de 13 metros – el doble que una anaconda actual. El límite de tamaño para las criaturas de sangre fría como las serpientes se ve determinado por el calor del suelo. Así que para crecer a esa estupenda longitud, la Titanoboa debería haber necesitado una temperatura media anual de al menos 32ºC, es decir, 5º más que los niveles actuales, tal y como informaron los investigadores en la edición del 5 de febrero de la revista Nature. En aquellos tiempos, parece que el calentamiento global era una cosa saludable.

Despegue cuadrúpedo de los pterosaurios

Según los cálculos* de Michael Habib, los pterosaurios no podían despegar utilizando solo sus patas traseras como hacen las aves. En lugar de ello usaban las cuatro extremidades, especialmente la fuerza de los grandes brazos, las alas, que funcionaban como «piernas» en el suelo.

De esta forma les llevaba menos de un segundo despegar desde el suelo llano, sin necesidad de utilizar acantilados o servirse del viento.

La hipótesis de la postura bípeda en los pterosaurios, tanto para la locomoción en tierra como para el despegue, se ha estado haciendo cada vez más difícil de defender durante los últimos años. Que yo sepa, es la primera vez que se examina la cuestión del despegue mediante biomecánica.

Más información: Nota de prensa de la Universidad Johns hopkins. Artículos en Science Daily, National Geographic

Imagen de Mark Witton y Darren Naish (imagen completa)

(Vía El PaleoFreak.)